Cada vez que escucho «Plum» de Widowspeak estoy más convencido de que estoy escuchando uno de los discos más maravillosos del año. El quinto disco de Molly Hamilton y Robert E. Thomas (Captured tracks, 2020) es una pequeña colección de joyas elaboradas a partir de un cruce de dreampop melódico y americana, cantadas maravillosamente e instrumentadas con una delicadeza exquisita.
Muchos son los nombres que nos vienen a la cabeza escuchando el disco: «Plum», que lo abre, parece una cara B de Wilco o de Mark Eitzel cantada por Hope Sandoval; «The good ones» iría perfecta en un remake de Blue velvet; «Money» es una canción enorme que nos trae a The sundays a la memoria; «Breadwinner» es atmosférica y turbia como las primeras de Lana del Rey; «Even true love» es un pura y simple música americana, digna de figurar entre el catálogo de Mojave 3; «Amy» es enigmática como las estrofas de Portishead; «Sure thing» se apoya en una guitarra de puro PJ Harvey…
Un disco hermoso, esa es la palabra.
El jardin de Octopus 
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