Hace unos días se publicaba este disco, primero en formato físico del cuarteto de Portland The bedrooms, editado en Domestic departure. El disco, titulado «Passive viewing», es un carrusel de cancionacas de post-punk tan lejos o tan cerca del 2020 como de 1988. No había tenido esta sensación tras escuchar un disco desde mis primeras escuchas de Veronica falls o Warpaint: ritmos cortantes, guitarras saltando entre el brillo y la oscuridad y agrediendo como navajas y una voz que asciende desde algún aquelarre de las cavernas.
Posiblemente el «Boy» de 2020.
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