El año 2019 empezaba, en lo musical, con un reto: superar, en los 12 meses que quedaban por delante, el maravilloso disco que Sharon van Etten publicaba en los primeros días del año. Ya decíamos que los avances que se habían ido entregando las últimas semanas de 2018 y las primeras de 2019 auguraban un discazo, y las expectativas han acabado confirmándose.
«Remind me tomorrow» es un disco enormemente ambicioso. El sexto disco de esta mujer, nacida en New Jersey y criada en New York, pretende emocionar y poner la piel de gallina desde la primera nota. Pretende ser importante, pretende ser imprescindible, pretende ser eterno y hablar de cosas eternas, y lo consigue. Concebido durante años, refleja y da respuesta a una pregunta que la autora se hacía: cómo es posible criar a un hijo viviendo en New York y estando inmersa en un entorno artístico. Al fin y al cabo, pretende dar respuesta a una pregunta que todos nos hacemos, en la medida de nuestras posibilidades, cuando nos enfrentamos a retos de vital importancia (y un hijo lo es): ¿seré capaz de hacerlo?
En cuanto a lo musical, el uso de sintetizadores y elementos electrónicos nos lleva a atmósferas como las de Eels, Flaming lips, The national, St. Vincent o la PJ Harvey previa al communion label. Elementos que se utilizan, como la voz, para lo que se pretende: emocionar.
«I told you everything», «No one’s easy to love», «Memorial day», «Comeback kid», «Hands» o una de las canciones del año, «Seventeen», llenan un disco en el que no hay canciones malas. Un disco que este año va a ser difícil de reemplazar.
El jardin de Octopus 
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