En el Octopus somos fans de Dorian Wood desde hace mucho tiempo. Cantante, músico, actor, artista visual, creador de performances… Su personalidad y su arte llevado al límite son un sol que atrae todas las atenciones.
Su relación con el desnudo (masculino y femenino) es estrecha y carnal, aunque no es una relación que se base en la contemplación de la belleza del cuerpo, sino que es una relación que se acerca más a la incomodidad y a la agresividad. En este video esas sensaciones se ven multiplicadas: estamos en una escena cerrada en la que hay varias personas desnudas, pero no es agradable verlo. Nadie parece disfrutar de ello, al contrario, algunos de los personajes son directamente maltratados.
La letra de la canción, críptica y llena de imágenes metafóricas, no ayuda a que estemos más a gusto. A pesar de su mensaje positivo y liberador, como confiesa el propio Wood: «una profecía fantástica que explica lo que ocurriría en el fin del mundo si las mujeres se liberasen de todas las prisiones que las contienen (sociedad, opresión, expectativas): se liberan, se unen y “desnudas escapan al cielo” como dice la canción y forman una cara infinita que es lo que trae el fin del mundo» (entrevista en Blisstopic).
La segunda voz es de Eddika Organista, voz de El Haru Kuroi.